
El título de esta nota nos hace recordar una hermosa canción romántica en la que se apela a los sentimientos y la nostalgia de esta bella temporada del año, pero que llevada a la realidad de República Dominicana retrata un cuadro desolador y mortificante.
La tradición de celebraciones y alegría del pueblo dominicano en el fin de año se ha visto empañada en este 2025 por el alto costo de la comida, que limitará la cena de la Navidad y Año Nuevo.
De forma activa el PLD ha venido denunciando la carestía de la vida en nuestro país, señalando un empobrecimiento acelerado de la población debido al aumento drástico de precios en productos básicos como arroz, habichuelas, pollo, carne de res y cerdo, aceite, azúcar, sal, pan, huevo, plátano, yuca, entre otros.
Desde el Gobierno perremeísta se sigue el mismo libreto: maquillar la situación con abundantes mensajes publicitarios y el anuncio de la famosa “brisita”, consistente en la entrega de mil quinientos pesos que no le dan a una familia siquiera para comprar las frutas de la época.
Es sabido que el alza de precio de estos productos de la canasta básica ha obligado a que las familias más pobres, e incluso sectores de la clase media, hayan reducido la cantidad de comidas por día. Es decir que en muchos hogares no se come o simplemente se brincan comidas.
El costo de la canasta familiar, en alza cada mes, ya triplica el ingreso promedio de los asalariados en nuestro país, una situación de angustia y desesperación.
En los reportes periodísticos del fin de semana los comerciantes de los mercados capitalinos, supermercados y colmados en un lenguaje popular dicen que la situación no la aguanta nadie, con pobres expectativas de ventas.
La población dominicana está agobiada, desamparada frente a los elevados incrementos de precios de los componentes de la canasta familiar y el deterioro de la calidad de vida de las familias, sobre todo en estos tiempos de compromisos y de compartir en familia, lo que nos lleva a resaltar la tristeza de la población en tiempos que deben ser de celebración.
¡Qué triste Navidad!

