SANTO DOMINGO.-.La Fuerza Aérea de la República Dominicana es una institución encargada de múltiples tareas, entre ellas, proteger la soberanía en el espacio aéreo. Esta vez, en sus esfuerzos por asegurar la permanencia de su legado, ha querido implantar ese deseo de pilotar aeronaves en una población distinta: estudiantes.
Eran las 2:00 de la tarde cuando decenas de jóvenes ilusionados por viajar en un avión comercial, en muchos casos, por vez primera, abordaban los autobuses escolares que les cumplirían ese gran anhelo.
No transcurrió mucho tiempo para que los más de 150 alumnos de la escuela Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, acompañados de sus maestros, emprendieran su travesía de un “viaje sin destino” que partió del Aeropuerto Internacional de Las Américas.
Sin embargo, fue tan emocionante percibir como la felicidad no era exclusivamente un sentimiento de los más pequeños, sino que también los oficiales superiores, responsables de inculcarles los conocimientos aeronáuticos, conversaban entre sí, sobre la diferencia de artefactos entre un avión comercial y las aeronaves militares. Ante este panorama, la agrupación escuchaba atentamente.
Cada momento impresionaba mucho más a los “viajeros”, la llegada al aeropuerto no se desarrolló con tanta normalidad.
Acompañados del comandante general del cuerpo castrense, Carlos Febrillet, los pasajeros de tres autobuses entraron a la pista de aterrizaje por una vía de acceso privada que los llevaría al interior de la edificación.
Los aspirantes fueron recibidos por agentes del Cuerpo Especializado en Seguridad Aeroportuaria y de la Aviación Civil (Cesac), quienes conocieron los protocolos de seguridad antes de acudir a la terminal de salida.
El personal encargado de la seguridad operativa del aeropuerto mostró todos los aspectos importantes de su labor.
“Cada persona que vaya a montarse en un aeroplano debe pasar por la etapa de revisión y confirmación de identidad”, dijo el sargento Paredes, mientras señalaba un puesto de verificación a través de huellas dactilares.
Posterior a la etapa de aprendizaje, los adolescentes finalmente llegaron al “gate”, pensando que la única gran sorpresa sería “el viaje sin destino”, pero no se imaginaban que Frank Díaz, director de la aerolínea que haría el viaje, Sky Cana, los estaría esperando para entregarles el certificado “Fly to Nowhere” y motivarlos a continuar “el valiente camino del conocimiento”.
“Este certificado es uno de los tantos que recibirán en su trayecto profesional. Esperemos verlos pronto trabajando aquí con nosotros, siendo parte de los equipos de tripulación, técnicos o donde deseen estar. Les deseamos mucha suerte”, expresó Díaz.
Por otro lado, el mayor general Febrillet aprovechó ese momento para decir que esta actividad es parte de los programas de formación de los centros de la entidad, enfocado para que el aprendiz tenga la oportunidad de aplicar los conocimientos ya adquiridos en clases.
“Ustedes van a ver lo que es la fuerza de aceleración, la fuerza de gravedad. Aquí podrán utilizar todo lo que ya han aprendido”, dijo el oficial al momento en que agradeció la disposición de la aerolínea en colaborar para el desarrollo del sector aeronáutico.
Jaira Sánchez, de 14 años, representó a sus compañeros de secundaria ante todos los presentes para reconocer la oportunidad que les ofrecen de conocer el campo aéreo dominicano.
“Nosotros, los estudiantes de Mantenimiento de Aeronaves, estamos agradecidos por esta magnífica oportunidad y sobre todo por incursionar en el mundo de la aviación”, expresó Sánchez.
Tiempo de volar
Las agujas del reloj marcaron las 5:00 de la tarde e inmediatamente los académicos sentados en un Airbus 320 (A320) se acercaban a las ventanas para intentar sentir la potencia de los enormes motores.
No obstante, la voz de la azafata permeaba todos los espacios indicando las medidas de seguridad para recrear la realidad de un vuelo comercial común y corriente.
Durante los 55 minutos de trayecto, los estudiantes sobrevolaron Monte Cristi, Samaná, La Romana. Después de apreciar los boscosos paisajes, los neumáticos acariciaban las líneas de la pista y, como si se tratará de un viaje de vuelta de Estados Unidos, las tradicionales palmas fueron el cierre de una hermosa experiencia.