El alcalde, Rolando Salinas, dijo que alrededor de 2.000 personas habían cruzado el jueves, casi la mitad que en la víspera. Pero tras una reunión con la policía estatal y agentes fronterizos, Salinas indicó que se le dijo que las multitudes podrían seguir llegando durante el fin de semana.
En Eagle Pass, la semana comenzó con rumores acerca de una posible llegada masiva de migrantes. El viernes, la pequeña ciudad fronteriza en Texas no daba abasto: casi 9.000 solicitantes de asilo, una cifra que seguía aumentando, habían cruzado desde México, un punte internacional seguía cortado y un niño de tres años se ahogó en el Río Bravo.
“Antes oíamos rumores pero no pasaba nada”, dijo el jefe de la policía del condado de Maverick, Tom Schmerber. “Pero esa vez sí ha ocurrido”.
La respuesta de Eagle Pass, donde el alcalde declaró el estado de emergencia, ilustra cómo los agentes de la Patrulla Fronteriza se han visto abrumados en los últimos días por el gran número de solicitantes de asilo que llegan a partes de la frontera estadounidense con México.
En San Diego y en El Paso, Texas, las autoridades cerraron también pasos fronterizos esta semana para que los agentes pudiesen ayudar a controlar la situación.
Tras un descenso en los cruces fronterizos ilegales tras la entrada en vigor de las nuevas restricciones al asilo en mayo, el gobierno del presidente Joe Biden está una vez más a la defensiva.
Alcaldes y gobernadores demócratas procuran más apoyos para atender a los solicitantes de asilo y los republicanos tratan de sacar ventaja política con este tema antes de las elecciones de 2024.
El tráfico paralizó el centro de Eagle Pass el jueves en la noche luego de que las autoridades cerraron uno de los dos puentes internacionales de la ciudad para reubicar a los agentes en otros puestos.
Durante el día, cientos de migrantes se sentaron a la sombra del puente mientras los efectivos de la Patrulla Fronteriza los procesaban y trasladaban en grupos.
El alcalde, Rolando Salinas, dijo que alrededor de 2.000 personas habían cruzado el jueves, casi la mitad que en la víspera. Pero tras una reunión con la policía estatal y agentes fronterizos, Salinas indicó que se le dijo que las multitudes podrían seguir llegando durante el fin de semana.
“Esperemos que no sea ese el caso”, apuntó.
El Departamento de Seguridad Nacional dijo el miércoles que concedería Estatus de Protección Temporal a aproximadamente 472.000 venezolanos que ya estaban en Estados Unidos hasta el 31 de julio, facilitándoles el proceso para obtener un permiso de trabajo.
Esto se suma a los 242.700 venezolanos que ya habían sido declarados aptos para recibir dicho estatus.
El gobierno también está enviando a 800 soldados en activo a la frontera, que respaldarán a los 2.500 miembros de la Guardia Nacional que ya están allí. Se está ampliando la capacidad de las instalaciones de detención fronterizas en 3.250 personas, hasta casi 23.000, asó como la supervisión, a nivel nacional, de las familias que aguardan la revisiones inicial de sus casos de asilo.
El gobierno renovó la presión — y la culpa — sobre el Congreso, que lleva mucho tiempo sin lograr un acuerdo acerca de una reforma integral del sistema migratorio del país. Ahora, el ejecutivo de Biden, le solicita 4.000 millones de dólares en fondos de emergencias.
El Departamento de Seguridad Nacional señaló en un comunicado que estaba “utilizando las limitadas herramientas a su disposición para asegurar la frontera y desarrollar un sistema migratorio seguro, ordenado y humano”.
Theresa Cardinal Brown, asesora sénior de inmigración y políticas fronterizas en el Bipartisan Policy Center — un centro de investigación que promueve el bipartidismo —, dijo que es normal ver una disminución en los cruces ilegales luego de cambios como los que se impusieron en mayo, pero no suele durar mucho una vez que los migrantes ven cómo funcionan las cosas.
“La gente ve lo que le ha pasado al último grupo que lo intentó y dicen algo así como ‘Oh, bueno, tal vez no es tan duro como dicen’”, señaló Brown.
Fuente Agencia AP