Belén, la tierra donde, según la tradición cristiana, Jesús nació y símbolo irrefutable de la Navidad, este 24 de diciembre pareció una ciudad fantasma.
Las celebraciones se suspendieron debido a la guerra entre el Ejército de Israel y el grupo Hamás, que controla la cercana Franja de Gaza.
El normalmente bullicioso lugar, donde, según la Biblia, Jesús nació, ahora es una ciudad desolada, luego de que las autoridades locales decidieran cancelar las celebraciones por la guerra que viven sus hermanos palestinos en Gaza.
Una escalada del conflicto de larga data-que inició hace más de dos meses en respuesta al sorpresivo ataque de Hamás contra el sur de Israel, el 7 de octubre-, pero que ha generado tensiones y un aumento de redadas militares y violencia en las distintas localidades palestinas.
“Este año, sin árbol de Navidad y sin luces, solo hay oscuridad”, describió John Vinh, un monje franciscano de Vietnam que ha vivido en Jerusalén durante seis años.