El presidente de la Unión Demócrata Cristiana –UDC-, Luis Acosta Moreta, Luis “El Gallo”, rechazó hoy las acusaciones de que en el país se practique el racismo y la discriminación contra los haitianos, y dijo que la aseveración es una muestra de insolencia e irrespeto de Amnistía Internacional.
Apuntó que es un abuso y una injerencia intolerable que se diga que el gobierno dominicano propicia una política de deportaciones, donde se violan los derechos de los haitianos, al ser repatriados sin tomar en cuenta sus necesidades.
La villanía de Amnistía Internacional llega al punto de considerar que hay persecución contra los hijos de haitianos nacidos en la República Dominicana, lo que demuestra una invasión en asuntos internos que tiene que ser rechazada de plano.
Indicó que Amnistía Internacional trata de violar el derecho de soberanía de los pueblos cuando asume el papel de violadora de la Constitución nacional que dice con claridad que los hijos de indocumentados no son dominicanos, sino que conservan la nacionalidad de su país de origen.
Destacó que no es la primera vez que organismos periféricos de las Naciones Unidas incursionan en asuntos internos del país, cayendo en la calumnia y el jugar con la verdad, para defender a los haitianos.
Recordó las campañas realizadas por el Centro de Refugiados de la ONU –ACNUR- prácticamente en la misma línea de Amnistía Internacional. Los Estados Unidos y Canadá son los principales promotores de esta sarda de calumnias sobre la República Dominicana.
Significó que Amnistía Internacional, en su misión de echar lodo sobre la República Dominicana, ni de juego trata de los cientos de miles de ilegales haitianos que están en nuestro territorio sin portar documentos de identidad.
Ningún país soberano permite en su territorio una cuasi invasión pacífica de de miles de haitianos que vienen aquí a vivir y trabajar. De hecho, esa mano de obra no calificada y de salarios reducidos, es la preferida de los empresarios de la industria de la construcción y de las agroindustrias.
Se olvida Amnistía Internacional de que las maternidades dominicanas son desbordadas por la asistencia a pacientes haitianas, y los organismos de salud llegan a indicar que el cupo del área de maternidad tiene un balance de atenciones de un 40 por ciento de población extranjera.
Cuando se habla de violaciones a los derechos humanos y de abuso de poder, hay que mirar a la situación interna de Haití, y la construcción unilateral de un muro para desviar las aguas del río Masacre.
El gobierno dominicano ha dado muestras de solidaridad con Haití, pero ello no puede significar que claudique en defensa del territorio y de nuestra soberanía, como pretende este organismo periférico de las Naciones Unidas.