En medio de la inminente llegada del verano y la preocupación por el aumento de casos de dengue, el gobierno de Mendoza lanzó un plan de control biológico que implicó la liberación de aproximadamente 10 mil mosquitos estériles que impedirán la proliferación del aedes aegypti contagiado.
La prueba aplicada por el Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria de Mendoza (Iscamen) liberó a esta especie a modo de prueba en el barrio Bermejo de la localidad Guaymallén, la cual será monitorizada por el Ministerio de Salud y la municipalidad de Guaymallén.
El objetivo es que esta especie de machos creada en el laboratorio copule con las hembras y -como la mayor parte de las hembras copulan una sola vez en su vida- se produzca una reducción de la fertilidad de la población natural. Lo que buscan es interrumpir el ciclo biológico natural, disminuir la cantidad de mosquitos en la zona geográfica determinada e impedir que quede descendencia que pueda contagiarse más tarde.
Estos mosquitos tienen una particular tonalidad roja intensa para que la población los identifique y no los mate , ya que no pican a los seres humanos.
Tal como había adelantado LA NACION, el Iscamen los cría desde hace años para así evitar pérdidas en la producción frutihortícola, pero su uso contra el dengue, el chikungunya y el zika aún se encuentra en etapa experimental de producción masiva, con pruebas piloto de validación, pero con expectativas de “lograr en el mediano plazo un componente más y de relevancia dentro del manejo integrado de la epidemia”.
Según el gobierno mendocino, si el proyecto tiene éxito, se triplicará la cifra de ejemplares en zonas urbanas y rurales de la provincia, y se complementará con el resto de las acciones oficiales que se difunden constantemente, como el descacharreo, la fumigación en lugares correspondientes y el uso de repelente.
Este tipo de experimentos tiene sus antecedentes en el uso para combatir a la mosca del mediterráneo o “mosca de la fruta” (científicamente denominada Ceratitis capitata). Esta herramienta de combate, que fue exportada a Bolivia y a Chile, consiste en la cría y liberación al ambiente de ejemplares machos estériles para controlar con el insecto la propia población.
En este sentido, es determinante contar con un número suficiente de ejemplares de buena calidad, que sean criados y esterilizados masivamente para luego ser distribuidos en el campo. Además, deben ser competitivos para llegar a aparearse con las hembras silvestres.
Fuente LA NACION