Anneris Hernández Ortega

Anneris Hernández Ortega

Por: Anneris Hernández Ortega
Periodista

La experiencia no se improvisa. El doctor Tito Suero, especialista en traumatología, con décadas de experiencia trabajando con víctimas de accidentes de tránsito, ha planteado una serie de recomendaciones para reducir la alta incidencia de estos accidentes, aunque no se pueda erradicarlos por completo, sí se puede controlar en su máxima expresión.

Su experiencia y conocimiento deben ser tomadas en cuenta para frenar este caos que impera en nuestras calles de Dios.

En la actualidad, el tema de los tapones, unido al caótico flujo de esta parte de la población vial de motocicletas, son temas recurrentes en las conversaciones cotidianas. Es el pan nuestro de cada día, alimentada por la aceleración de la vida moderna y la creciente imprudencia de quienes transitan en estos vehículos de dos ruedas.

A medida que la vida se torna más rápida y las calles más congestionadas, es urgente crear un ambiente más seguro para los conductores y peatones. La falta de respeto por las leyes de tránsito, el desorden, la desobediencia y la falta de empatía parecen ser la norma entre muchos motoristas.

Es como si, al subirse a sus vehículos de dos ruedas, adquirieran una inconsciencia peligrosa que los despoja de cualquier noción de responsabilidad, como si se les inyectara un alucinógeno en la sangre para que la insensibilidad se apodere de ellos.

Lo más alarmante, lo maravilloso del caso, es que, a menudo, estas actitudes no reciben las consecuencias adecuadas. Desde pequeños daños en vehículos hasta graves accidentes, los motociclistas imprudentes suelen quedar impunes. Este escenario pone en peligro la vida de quienes sí respetan las normas de tránsito, quienes, al final, terminan pagando los platos rotos del otro.

Coincido plenamente con el doctor Suero. Es necesario trabajar desde ya, para que estas acciones imprudentes sean acatadas sin mayor dilación. Desde la intervención del gobierno para organizar el tránsito y fomentar el uso del transporte público, un estricto régimen de consecuencias para los motociclistas que infringen la ley, así como para los agentes encargados de hacerla cumplir.

El terror, temor y respeto son métodos apropiados para eliminar este caos que impera en el tránsito que, como propone el especialista, el “terror” debe establecerse mediante la aplicación de multas y sanciones, tanto al infractor como al agente que permita la violación de la ley. Estas acciones buscan generar un temor que evite las infracciones y fomente el respeto por las leyes.

Estamos al borde del colapso, del caos que impera en nuestras calles. Estamos hartos del desorden, circular con “cuatro ojos” es lo que nos toca. Que no les tiemble el pulso a las autoridades, para que actúen con firmeza y sin titubeos.

Solo si podremos lograr que el respecto por las leyes de transito se convierta en una realidad, y no en una utopía para los conductores responsables. Paz para nuestras calles aplicando el temor, el terror y respeto.

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