
Lyle y Erik afirman que cometieron el doble parricidio tras años de abuso sexual y psicológico de su padre, amparado por la negligencia de su madre
Los Angeles, AFP -Lyle y Erik Menéndez, quienes cumplen más de tres décadas de cárcel por el asesinato de sus padres en una lujosa mansión de Beverly Hills, perdieron su apuesta por un nuevo juicio.
El fallo emitido por un juez de Los Ángeles la noche del lunes es el más reciente golpe a la mediática campaña de los hermanos Menéndez, a quienes también se les negó su pedido para salir en libertad condicional en agosto.
Los Menéndez, cuyo caso fue abordado en un documental y una miniserie de Netflix, habían argumentado que la nueva evidencia relacionada con el supuesto abuso sexual que sufrieron a manos de su padre ameritaba un nuevo juicio.
Pero el juez sostuvo que esta evidencia no aportaba a “las alegaciones de abuso que el jurado ya consideró, pero que aún así halló que los hermanos planearon, y después ejecutaron el plan para matar a su abusivo padre y su madre cómplice”.
Tampoco habría dado lugar a argumentar que los hermanos actuaron en defensa propia porque la nueva evidencia no “prueba que los hermanos sufrieron miedo de inminente peligro”, dictaminó el juez William C. Ryan, de acuerdo con un memorando emitido por la corte.
Acusados de doble parricidio
Los hermanos mataron a José y Kitty Menéndez con escopetas en 1989, en un sangriento crimen que los fiscales caracterizaron en el juicio como un intento de hacerse con la entonces millonaria fortuna familiar.
Lyle y Erik afirman que cometieron el doble parricidio tras años de abuso sexual y psicológico de su padre, amparado por la negligencia de su madre.
La nueva evidencia presentada incluye una carta supuestamente escrita por Erik a su primo detallando el abuso, y el testimonio de Roy Roselló, exmiembro de Menudo, quien acusó a José Menéndez de violarlo.
Lyle, de 57 años, y Erik, de 54, pueden apelar la decisión del juez.
Pueden volver a solicitar libertad condicional en tres años gracias a que sus sentencias originales de prisión perpetua fueron reducidas a 50 años en mayo.
Su única oportunidad de ser liberados antes es si el gobernador de California, Gavin Newsom, les concede su pedido de clemencia.