Por Thomas Adamson
PARÍS (AP) — La policía francesa reconoció el miércoles importantes fallos en las defensas del Louvre, convirtiendo el deslumbrante robo a plena luz del día de este mes en un ajuste de cuentas nacional sobre cómo Francia protege sus tesoros.
El jefe de la policía de París, Patrice Faure, declaró ante los senadores que los sistemas obsoletos y las reparaciones lentas dejaban puntos débiles en el museo más visitado del mundo.
“No se ha dado ningún paso tecnológico”, dijo, señalando que partes de la red de vídeo siguen siendo analógicas, lo que produce imágenes de menor calidad que son lentas para compartir en tiempo real.
Una renovación prometida desde hace tiempo —un proyecto de 93 millones de dólares que requiere aproximadamente 60 kilómetros (37 millas) de cableado nuevo— “no estará terminada antes de 2029-2030”, dijo.
Faure también reveló que la autorización del Louvre para operar sus cámaras de seguridad expiró discretamente en julio y no fue renovada; una omisión administrativa que algunos ven como un símbolo de negligencia más amplia después de que unos ladrones forzaran una ventana de la Galería Apolo, abrieran las vitrinas con herramientas eléctricas y huyeran con ocho piezas de las joyas de la corona francesa en cuestión de minutos mientras había turistas dentro.
“Los agentes llegaron extremadamente rápido”, dijo Faure, pero agregó que la demora se produjo antes en la cadena de comunicación: desde la primera detección, pasando por la seguridad del museo, hasta la línea de emergencia y el comando policial.
Faure y su equipo dijeron que la primera alerta a la policía no provino de las alarmas del Louvre, sino de un ciclista que estaba afuera y que llamó a la línea de emergencia después de ver a hombres con casco y una cesta elevadora.
Vencimiento de la custodia de los sospechosos
Según las autoridades, dos sospechosos fueron arrestados durante el fin de semana, uno de ellos detenido en el aeropuerto Charles de Gaulle cuando intentaba salir de Francia.
De acuerdo con la legislación francesa sobre robo organizado, la detención preventiva puede extenderse hasta 96 horas; este plazo vence el miércoles por la noche, cuando la fiscalía debe presentar cargos contra los sospechosos, liberarlos o solicitar una prórroga judicial.
El Louvre valora las ocho obras robadas en aproximadamente 102 millones de dólares. Hasta el momento, no se ha confirmado la recuperación de ninguna.
El robo también ha puesto de manifiesto una grave deficiencia en el sistema de seguros: según las autoridades, las joyas no contaban con seguro privado.
El Estado francés autoasegura sus museos nacionales, dado que las primas para cubrir patrimonio invaluable son astronómicamente elevadas; esto significa que el Louvre no recibirá ninguna indemnización por la pérdida. El golpe financiero, al igual que la herida cultural, es total.
Faure rechazó las soluciones rápidas. Se opuso a las peticiones de establecer un puesto policial permanente dentro del palacio-museo, advirtiendo que sentaría un precedente inviable y sería poco efectivo contra los equipos móviles de respuesta rápida.
«Me opongo rotundamente», afirmó. «La cuestión no es un guardia en la puerta, sino agilizar la cadena de alerta».
Instó a los legisladores a autorizar herramientas actualmente prohibidas: la detección de anomalías basada en IA y el seguimiento de objetos (no el reconocimiento facial) para detectar movimientos sospechosos y seguir patinetes o equipos a través de las cámaras de la ciudad en tiempo real.
El robo del 19 de octubre fue rápido y sencillo. En la hora punta de la mañana, los ladrones llegaron a la joyería ubicada cerca de las ventanas que daban a la calle, cortaron las vitrinas reforzadas y desaparecieron en cuestión de minutos.
El ex ladrón de bancos David Desclos declaró a la AP que la operación fue de manual y que las vulnerabilidades de la distribución de la joyería eran evidentes .
Los responsables de museos y cultura están bajo presión
La ministra de Cultura, Rachida Dati, presionada, se ha mantenido a la defensiva, rechazando la dimisión del director del Louvre e insistiendo en que las alarmas funcionaron, aunque reconociendo que “existían fallos de seguridad”. Ha mantenido los detalles al mínimo, alegando que hay investigaciones en curso.
La crisis afecta a un museo que ya se encontraba bajo presión. En junio, el Louvre cerró sus puertas debido a una huelga espontánea del personal —incluidos los agentes de seguridad— por la afluencia incontrolable de visitantes, la crónica falta de personal y unas condiciones laborales insostenibles.
Los sindicatos afirman que el turismo masivo y las obras de construcción generan puntos ciegos, una vulnerabilidad que quedó patente cuando unos ladrones utilizaron una plataforma elevadora para acceder a la sala que alberga las joyas de la corona, ubicada en la fachada que da al Sena.
Faure afirmó que la policía ahora hará un seguimiento de los plazos de los permisos de vigilancia en todas las instituciones para evitar que se repita el fallo de julio.
Sin embargo, recalcó que la solución integral es compleja y lenta: implica desmantelar y reconstruir los sistemas centrales mientras el palacio permanece abierto, y actualizar la ley para que la policía pueda actuar ante movimientos sospechosos en tiempo real, antes de que una motocicleta desaparezca en el tráfico parisino y los diamantes pasen a la historia.
Los expertos temen que las piezas robadas ya hayan sido desmanteladas y las piedras talladas de nuevo para borrar su pasado; una posibilidad que añade urgencia al debate en Francia sobre cómo protege lo que el mundo viene a ver.

