
El reconocido ingeniero geólogo y ambientalista Osiris de León ha ofrecido un análisis detallado sobre el reciente colapso de un extenso tramo de los taludes de la Circunvalación de Baní, atribuyendo el fallo a una combinación de errores críticos de diseño y a la selección de materiales inadecuados de poca capacidad de drenaje interior.
Sus opiniones, ampliamente difundidas el 7 de noviembre de 2025, han generado un llamado de atención urgente sobre la calidad de las infraestructuras viales del país y sobre los criterios que nunca deben faltar al diseñar taludes viales.
De León, quien es miembro de la Academia de Ciencias de la República Dominicana, identificó diez factores fundamentales que, individuales o en conjunto, provocan fallas y deslizamientos de taludes de tierra en muchas infraestructuras viales, como son:
Materiales arcillosos mal compactados y poco drenantes.
Presencia de suelos orgánicos compresibles.
Lluvias intensas durante varias horas.
Canaletas rotas o ruptura de tuberías de agua en servicio.
Saturación e incremento en presiones de poros.
Ausencia de drenajes internos para rápida salida del agua intersticial.
Alto ángulo de inclinación del talud.
Excesiva sobrecarga del talud en servicio.
Ausencia de protección del pie del talud.
Ausencia de protección en la cara del talud..
El experto subraya que la selección del material utilizado en el terraplén requería un enfoque de ingeniería geotécnica e hidrogeológica más meticuloso, que no se aplicó correctamente durante la fase de construcción, pues en lugar de utilizar material dominantemente arcilloso y no drenante, debió utilizarse material granular grueso, (gravas gruesas y arenas gruesas) que son altamente drenantes.
Entre los principales señalamientos, el ingeniero geólogo destacó la omisión de estudios geofísicos exhaustivos luego de terminado el terraplén, que habrían identificado zonas blandas, conocidas técnicamente como “blandones”. Estas áreas, inherentemente inestables, necesitaban un tratamiento especial y no fueron gestionadas adecuadamente, lo que resultó en un punto vulnerable de la estructura al momento de las lluvias torrenciales de la tormenta Melissa.
De León está en desacuerdo con el uso de materiales de relleno que no cumplían con las especificaciones técnicas requeridas para un proyecto de esta magnitud y ubicación, lo que atribuye a debilidades de supervisión.
La alta cohesión y la escasa permeabilidad de estos materiales utilizados, combinados con la ausencia de un adecuado sistema de drenaje (drenes franceses interiores), propiciaron la acumulación de agua de lluvias, la inmediata saturación del terreno y la falla del talud.
El reconocido experto dijo que los subdrenes granulares, los cuales, según la experiencia vial y la lección aprendida de eventos anteriores similares a la tormenta Melissa, son obligatorios en este tipo de obras para manejar eficientemente el flujo de agua que entra al talud, subdrenes que en este caso no fueron colocados.
La falta de subdrenes en un talud mayormente arcilloso fue un factor determinante en el fallo, ya que el agua aumentó las presiones de poros y debilitó progresivamente la base del talud.
Ante este fallo técnico, De León ha advertido sobre la necesidad imperativa de revisar de inmediato los demás taludes de la Circunvalación de Baní antes de la entrega formal.
El experto instó a las autoridades y a los responsables del proyecto a realizar evaluaciones detalladas, incluyendo ensayos geofísicos, sondeos mecánicos, y ensayos físicos de laboratorio, para identificar zonas blandas, prevenir futuros colapsos y garantizar la seguridad de la vía.
Finalmente, el ingeniero geólogo enfatizó la importancia de la calidad y la seguridad en la ejecución de obras públicas, haciendo un llamado a las instituciones gubernamentales y a los contratistas a supervisar de cerca los procesos de diseño y construcción.
La experiencia de la Circunvalación de Baní, sumada a otras experiencias similares en el tramo de El Número; en la loma de Miranda de la autopista Duarte; y en el cruce del Limón en San José de Ocoa, casos ya resueltos; así como en el “derrumbao” de Paraíso, en Barahona, todavía pendiente de resolver, en su opinión, deben servir como una lección para mejorar los estándares de ingeniería vial en República Dominicana, porque las lluvias torrenciales serán cada vez más intensas por efectos del cambio climático.

