Santo Domingo.-Una combinación de pacientes con síntomas febriles y dolor en las articulaciones asociados al dengue, y pacientes con tos y congestión nasal era el cóctel que se observaba este sábado en las emergencias de los hospitales pediátricos Hugo Mendoza y Robert Reid Cabral.
En ambos centros, las madres se quejaban de la lentitud en los servicios, reconociendo el evidente abarrotamiento y crecimiento en la demanda de atenciones.
Leidy, residente en El Café de Herrera, llevó a su niña de tres años a la emergencia del Robert Reid por presentar fiebre y un sarpullido en la piel. Asegura que llegó a las 9:00 de la mañana y no fue hasta las 4:00 de la tarde cuando recibió la orden médica con la indicación del acetaminofén y repetición del hemograma que le realizaron a la menor.
“Me dijeron que vaya el lunes por consulta”, dijo la madre, esperanzada de que la fiebre no vuelva a subirle en el transcurso.
En el caso de Cristian, un joven venezolano que estaba con su niño de cinco años, estaba a la espera de los resultados de la analítica tras tener cuatro horas de haber llegado al centro sanitario. Su hijo, quien lloraba incesantemente, presentaba fiebre y dolor abdominal.
María Luisa se trasladó desde Azua con su hijo de un año de edad para poder nebulizarlo. Llegaron el viernes a las 8:00 de la noche y tuvieron que esperar hasta medianoche. Al final los dejaron ingresados.
A su lado se encontraba Aracelis Torres, quien, con lágrimas en los ojos, narró que su bebé prematura de tan solo un mes de nacida tenía una fiebre tan alta al punto de casi convulsionar. Desde que nació, la bebé estaba interna en la Maternidad de Los Mina pero fue dada de alta. A la madre le indicaron un panel respiratorio que cuesta 12,500 pesos. La joven dice no disponer de los recursos para costearlos.
Micamel Ricard se quejó de que su hija de un año presenta fiebre desde el miércoles y tras tener una noche ingresada aún no saben el origen del cuadro febril.
“Tiene las plaquetas en 140 mil, así que dengue no es”, aseguró.
Llegaron al antiguo Angelita a las 7:00 de la noche con una temperatura de 40.1 grados, a la medianoche las atendieron y a las 3:00 de la madrugada fue que canalizaron a la pequeña.
Ricard cuenta que es tan grande la demanda que están compartiendo camas.
“Hay hasta tres niños en una cama. Solo nos dejan entran agua, jugo y compota. No voy a dejar a mi niña sola para salir a comer”, agregó.