La avenida Mella, fue la arteria comercial más importante de la capital

Por. Jeffry Jiménez

Considerada por décadas la principal arteria comercial del país, la avenida Mella fue centro de innovación y dinamismo mercantil con una amplia gama de establecimientos: mueblerías, farmacias, super colmados, ferreterías, tiendas de tejidos, mercerías, restaurantes, estaciones de gasolina, librerías, jugueterías, emisora de radio, periódico, sastrerías, colchonerías, hoteles, joyerías, entre muchos otros.

Durante la época colonial se le llamó calle del Muro y su trazado rectilíneo se prolongaba desde la fortaleza de la Concepción hasta el fuerte de San Lázaro, siendo bautizada cuatrocientos años después como calle Capotillo. La vía, conocida también como camino de Galindo, facilitaba la entrada y salida de la población al barrio de Santa Bárbara.

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Su importancia comercial se inició a principios del siglo pasado, con la llegada de una gran migración, entre otras nacionalidades, de españoles, judíos, chinos, libaneses, árabes, palestinos y sirios, estos últimos a quienes la población llamó siempre “turcos”, muy emprendedores y dedicados en su mayoría al comercio. Estos extranjeros no tenían acceso a la entrada de la ciudad y vendían sus mercaderías en las afueras del muro, hasta el 1930 cuando el ciclón de San Zenón destruyó casi por completo la ciudad capital.

En 1934, el cabildo de Santo Domingo, mediante ordenanza municipal, designó la calle Capotillo con el nombre de avenida Mella, en honor al patricio Matías Ramón Mella. La vía iniciaba en la salida del puente Pajarito (Ulises Heureaux) y terminaba en la calle José Dolores Alfonseca (hoy 30 de Marzo).

En esta avenida el tránsito era de dos vías, como lo fue también la calle El Conde y la José Trujillo Valdez (hoy avenida Duarte), pero la Mella mantenía una dinámica comercial particular por la gran cantidad de negocios y la constante afluencia de parroquianos que iban a comprar o simplemente conocer las nuevas mercancías y aprovecharse de las ofertas. La gente la recorría a pie, en bicicleta (muy populares entonces) y en los autobuses de dos pisos que iniciaban su incursión en el tránsito de la época como una atractiva novedad.

Tuvo tres cines: Apolo, Mi Cine y Lido e igual número de estaciones de gasolina, -incluyendo la única que operaba desde una vivienda con las mangueras de despacho del combustible conectadas directamente de la pared posterior para suplir a los vehículos estacionados en la misma calle-, y cinco farmacias: San José, Landestoy, Abelardo, Mella y Buen Decir Popular.

Algunos de sus negocios más emblemáticos fueron: Almacenes Troya, Tejidos La Norma, mercería la Siragusa, ferreterías Cuesta, Ramón Corripio, la Americana, Cobián y La Artística; sastrería Milito Sello de Oro, La Gran Parada, Casa de los Cuadritos, Polanco Radio, Joyería Frankenberg, Casa Hungría, Mueblería la Regia y Mella, Casa Zaglul, Super Colmado Nacional; Radio HIG, periódico La Nación, Línea Calamidad, Línea Merceditas, El Trocadero, Laboratorio Huellemont, Espejos Pajaritos, La Fuentecita, hotel La Fama, Imprenta Jackson, Colchonería La Reyna, Línea Estrella Blanca, Cartonera Alfredo Hued, Bicicletas Raleigh; Restaurante Apolo, Almacenes El Túnel, Espejos y Enmarcados San Ramón, La Innovación, tienda El Pájaro Azul y los famosos colmados (pulperías) Capotillo y La Fama, este último muy concurrido porque difundió con dos grandes bocinas los juegos de béisbol.

También, Librería Fersobe, Honorio González (Colchón King); Tejidos Azjana, Banco de Reservas, Grullón Radio, Cafetería La Tacita, Bartolo Primero, La Maravilla de Dindo, el Molino Deportivo, Almacenes Prin, Casa Ortiz, Calzados Los Muchachos, Almacenes Pica Pica, Confecciones Walco y Calzados Rothén.

Muchos de esos modestos negocios se transformaron luego en grandes emporios comerciales, como fueron Super Colmado Nacional, que dio origen a la cadena de supermercados del mismo nombre, ferreterías Cuesta, Grupo CCN y más recientemente hipermercados Jumbo; la tienda La Sirena, de donde surgieron los supermercados Pola, el Grupo Ramos y los Multicentros La Sirena; Ferretería Americana con varias sucursales, el centro comercial Galería 360 y el multimedios Tele-Radio América, así como Ramón Corripio también con varias sucursales.

En la avenida Mella quedaba el periódico la Nación, el cual, a las 8 am tocaba una sirena, cuando había una noticia nacional, tocaba la sirena dos veces y si era una noticia internacional, sonaba tres veces la sirena. Dicha sirena podía ser oída a mucha distancia. Era una costumbre de la época, que cuando ” sonaba la sirena de La Nación”, todo el mundo iba a ver que noticias había. Años después, el 1ero de diciembre de 1965, en ese lugar, inició la TIENDA LA SIRENA, la cual adquirió el nombre por esa razón.

Cerca de la avenida Mella, en la calle Emilio Prud Homme, inició sus actividades comerciales con un gran almacén de provisiones, muebles y electrodomésticos, don Manuel Corripio, padre del emprendedor empresario José Luis Corripio Estrada (Pepín).

El crecimiento de estas empresas se debió, fundamentalmente, a la consagración al trabajo, visión de futuro y confianza en el desarrollo sostenible del país a mediano y largo plazo.

La construcción del Mercado Modelo, en 1942, dio un especial realce a la avenida Mella, instalando, también una iglesia adventista, la subestación eléctrica El Timbeque; la clínica doctor Záiter y el consultorio médico del doctor Ariza Mendoza.

La avenida Mella era la vía de conexión con la margen oriental del país, pues enlazaba al puente Pajarito (Ulises Heureaux), con el barrio del mismo nombre en Villa Duarte. Este puente se elevaba para dar paso a las embarcaciones y era operado por cuatro obreros que daban giro a mano a una manivela.

Además de su vocación comercial, la avenida Mella tenía edificaciones vanguardistas, como el edificio Capotillo, de cinco pisos, donde opera todavía la tienda Prin. El hecho de tener un periódico, una emisora de radio, una subestación de electricidad, el Cuartel General de Bomberos y el Mercado Modelo, le daban una connotación especial a esta vía.

Su declive se inició años después de la caída de la dictadura trujillista y de la guerra patria de abril de 1965, provocando que muchos establecimientos emigraran a la parte norte de la ciudad, creándose una nueva reubicación de la actividad comercial de Santo Domingo.

En resumen, la avenida Mella es un patrimonio urbano de la cultura comercial dominicana y sus raíces. Es, sin duda, una vía que debe ser visitada y recordada como la gran arteria mercantil del país en la primera mitad del siglo pasado, que todavía conserva la ambientación y reminiscencia de un ayer que despierta el interés de nacionales y extranjeros.
Hemeroteca del Prof.Jeffry Jiménez.
Areito, periódico Hoy.
Libro, Santo Domingo
 Gráfico-Blue Book del 1979.
Texto especializado de Alejandro Cruz Abreu.

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