JERUSALÉN – Las fuerzas de seguridad israelíes han demolido la casa en Jerusalén oriental de una familia palestina cuyo hijo de 13 años ha sido acusado de apuñalar a un oficial de policía israelí a principios de este año, un caso que ha llamado la atención sobre la táctica israelí de demoliciones punitivas.
La Oficina de Asuntos Palestinos de Estados Unidos condenó la demolición el viernes y dijo que “una familia entera no debería perder su hogar debido a las acciones de un individuo”.
La familia Zalabani dice que la demolición se produjo el miércoles. Se produce cuando aumentan las tensiones en Jerusalén Este, anexada por Israel, y en la Cisjordania ocupada por la devastadora campaña de Israel en Gaza y las redadas mortales contra militantes en el norte de Cisjordania, como la operación del jueves en el campo de refugiados de Jenin que mató a 13 palestinos, la mayoría de ellos. presuntos militantes.
Basel Zalabani, el padre de Mohammed, dijo que las fuerzas israelíes lo habían arrestado a él y a su otro hijo, Yazan, de 18 años, antes de la demolición. Fue liberado, dijo, después de que los agentes lo golpearan repetidamente durante varias horas. Su hijo permanece detenido.
“Por supuesto, hemos estado nerviosos, ansiosos y esperando que esto suceda durante varios meses”, dijo Zalabani, de 45 años. “Pero cuando sucede, es incluso más difícil de lo que cabría esperar”.
Los defensores de los derechos humanos describen estas demoliciones punitivas de viviendas como un castigo colectivo, que deja sin hogar a padres, hermanos y cónyuges que no participan.
El gobierno de extrema derecha de Israel está aplicando más agresivamente esta política, que defiende como un elemento disuasivo contra los ataques militantes.