La derrota de ‘Rescatando al soldado Ryan’ cambió a los Oscar para siempre

Valeria Martínez

Hace 25 años que Steven Spielberg dejó una de las mejores secuencias introductorias para la posteridad.

El desembarque en las playas de Normandía de Rescatando al soldado Ryan estremeció al mundo entero a golpe de autenticidad, realismo y violencia, reflejando la insignificancia de la vida humana entre los horrores de la guerra.

Fue una secuencia impactante y visceral apoyada por un rodaje tembloroso con cámara en mano, tan visual como sonora, que elevó a la película al universo de las mejores producciones bélicas de los últimos tiempos.

Sin embargo, a la obra maestra del director de E.T. le persigue un recuerdo que jamás olvidaremos y que nada tiene que ver con sus esfuerzos creativos: su fracaso inesperado en los premios Oscar cuando Shakespeare apasionado le arrebató la estatuilla que debió ser suya.

Aquella derrota no solo se quedó clavada como una espina que la comunidad cinéfila no perdona, sino que cambió el juego hollywoodense de manera radical.

Porque, en pocas palabras, desde aquel momento y con la victoria de la comedia romántica de Gwyneth Paltrow, los premios Oscar cambiaron para siempre. Y en cierto sentido, Steven Spielberg fue responsable indirecto del cambio y, sin quererlo, de su fracaso.

Todavía recuerdo lo boquiabierta que me quedé la noche que Harrison Ford abrió el sobre y anunció el nombre de Shakespeare apasionado como ganadora del Oscar a Mejor Película en 1999. Y viendo la reacción histórica que persigue a la derrota, ahora se que no fui la única.

Desde mi casa no daba crédito. Había visto las dos películas en el cine y mi experiencia cinematográfica me decía claramente cuál era la ganadora. Rescatando al soldado Ryan me había estremecido.

Shakespeare apasionado no me había sorprendido en lo más mínimo ni aportado nada nuevo a mi vivencia como espectadora. Era otra comedia romanticona del montón. Buenas actuaciones, una puesta en escena preciosa y un vestuario de lujo, pero ligera y sin sorpresas.

Agencia EFE

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